Lo fundamental de la consagración es, conforme a la oración consagratoria, la renuncia al pecado, a la tentación del mal y a Satanás y la entrega incondicional al Corazón Inmaculado de María y, por él, al Sagrado Corazón de Jesús, como respuesta al amor a nosotros de ellos dos. Con esta consagración se renueva y profundiza de manera consciente la consagración bautismal a Dios.
La humanidad tiene necesidad, hoy más que nunca, de la bondad divina, del amor y de la piedad. Es lo que recibimos al consagrarnos a los Sagrados Corazones de Jesús y de María y al vivir según la consagración.
Jesús y María, al demostrarnos su amor, quieren conducirnos hasta el amor desinteresado a Dios y al prójimo, lo cual es la base de la santidad a la que todos estamos llamados. Porque nos aman quieren salvar a la humanidad, que equivocó el camino. Es necesario creer en el amor de ellos dos, confiarles y entregarles nuestros corazones por completo. Ellos los cambiarán corazones para que empecemos a pensar, a obrar y a amar como ellos.
Nos consagramos por separado al Corazón de Jesús y al de María. Cada una de estas consagraciones alcanzó su cima en la consagración que realizo el Papa de la Iglesia universal y del mundo entero.
Así el Papa León XIII consagró en el año 1899 a toda la Iglesia y al mundo entero al Sacratísimo Corazón de Jesús y el Papa Pío XII le consagró al Inmaculado Corazón de María toda la Iglesia y el mundo entero en el año 1942. El Papa Juan Pablo II realizó esta consagración al Inmaculado Corazón de María en el año 1984 y en el 2000, y el Papa Francisco la ha renovado en Roma el 13 de octubre de 2013
Objetivo
- Confiarles y entregarles nuestros corazones a Jesús y a María por completo
Horario, día, hora
- Primer viernes de mes: antes (18:45) y durante la Misa de 19:30
- Primer sábado de mes: en la Misa de 10:30 y después de ella (11:15)
Rango de edad
Indiferente