Me llamo Mario Fernández Torres, nací en Madrid el 20 de febrero de 1971, soy el menor de una familia de cuatro hermanos y fui ordenado sacerdote por el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Antonio María Rouco Varela, el 30 de mayo de 1999, vamos en el siglo pasado.
Durante estos maravillosos años he ejercido mi sacerdocio primero, unos pocos meses, en la parroquia de Santa María de Martala, en el barrio de Moratalaz, perteneciente a la Vicaría III, donde estaba cuando fui ordenado. Posteriormente, desde septiembre de 1999, he estado durante dieciocho años en la parroquia de El Bautismo del Señor, perteneciente a nuestra Vicaría VIII-Nororeste, los primeros siendo vicario parroquial con el primer párroco y fundador de la parroquia, D. Alfredo Sanz Escorial y después, cuando éste se jubiló, con su sucesor D. Fernando Fernández Martínez. Desde el 30 de septiembre de 2007 he servido a dicha parroquia como párroco
El 11 de julio, fui nombrado párroco de nuestra parroquia de San Germán de Constantinopla, donde comencé oficialmente como tal el 22 de octubre de 2017. Gracias a Dios he podido también enriquecer mi ministerio sacerdotal colaborando durante unos cuantos años como delegado de la Vicaría en la Delegación de Pastoral Vocacional (DPV) y en la Delegación de Infancia y Juventud, (Deleju), donde colaboré en la Misión Joven que se realizó en nuestra Diócesis el año 2007 y, muy especialmente con la grata y a la vez complicada misión de coordinar en la Vicaría VIII-Noroeste la inolvidable Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolló en Madrid en agosto del 2011, con la inestimable ayuda de los sacerdotes, religiosos y religiosas de la Vicaría y de tantos laicos de muchas parroquias, entre ellos muchos de nuestra parroquia de San Germán. Así mismo, desde el año 2012 hasta mi cambio de parroquia, he sido arcipreste del Arciprestazgo de San Rafael de Peñagrande, y desde octubre de 2017 soy arcipreste del arciprestazgo de Santa María Micaela. En la tarea de arcipreste de San Rafael de Peñagrande, en el Consejo de Arciprestes que todos los meses nos reunimos con el Vicario Episcopal, trabajé y pude conocer más al entonces arcipreste de Santa María Micaela y antecesor mío como párroco de San Germán, D. Enrique González Torres.
Al igual que me pasó en la parroquia del Bautismo del Señor, donde fui el tercer párroco, de una parroquia joven, creada en 1982, ahora soy el tercer párroco de una parroquia ya con unos poquitos años más, 52 años y en la que, primero D. Eugenio Montero como su primer párroco y fundador y luego D. Enrique González, desde sus primero años como seminarista en la parroquia hasta llegar a ser su párroco, después de unos años como vicario parroquial, han realizado, junto con el resto de sacerdotes que han trabajado y trabajan en la parroquia y el conjunto de personas, familias, jóvenes, ancianos, enfermos, catequistas, voluntarios, etc., una maravillosa labor, creando una parroquia viva, con muchas vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa y al matrimonio, y en la que se encuentra una de las cuatro capillas de Adoración Perpetua que existe en nuestra Diócesis de Madrid.Al mirar estos años de sacerdocio no puedo más que dar gracias a Dios por ser SACERDOTE DE JESUCRISTO, por poder estar tan cerca de Dios, por su fidelidad, que es el camino de la felicidad, y por contar conmigo, a pesar de mis limitaciones, pecados y miserias, para esta preciosa misión que me llena de alegría y de felicidad: poder acercar a los demás a la fuente de la felicidad, de la alegría, de la paz y de la esperanza: CRISTO.